Descripción

Originalmente la fruta confitada esta datada en la cultura China y Mesopotámica. Se elaboro frente a la necesidad de evitar la putrefacción de la fruta y los alimentos, marineros, ejercito, agricultores la usaban ya que la podían conservar durante meses y seguían siendo comestibles.

La fruta se sumerge en baños de almíbar lo que hace que se sature de azúcar evitando que proliferen los microbios, causante de su putrefacción. Dependiendo del tamaño y su composición (si tiene más o menos agua) puede este tratamiento durar varios días. Los ingredientes son distintas frutas como cerezas, peras, albaricoques, higos, limones o naranjas; Azúcar (1 kilo por cada kilo de fruta); y agua.

Algunas personas piensan que la fruta confitada sólo aparece en el Pan de Pascua y que sólo sirve para apartarla, y la verdad es que los que piensan de esa forma, realmente no conocen este producto y todas sus ventajas y variantes. Lo maravilloso de la fruta confitada, aparte de su conservación, es que se puede comer sola o acompañada.

Existen multitud de combinaciones, desde acompañar un yogur o helado con trocitos de melón, albaricoque o naranja, hasta la repostería en bizcochos, magdalenas, turrones, bombones e incluso gominolas de fruta confitada.

La fruta confitada aporta energía rápida a nuestro cuerpo, además de una sensación de bienestar gracias al azúcar que rápidamente se convierte en glucosa-fructosa.